Scroll Top

Hace 30 años- ¿Compensa conectar a Internet?

Hemos comentado en ocasiones que en Internet hay millones de ordenadores y miles de fuentes y servicios de información.

Compensa-Internet

Resulta divertido leer ahora las ingenuas ideas que se tenían al principio de internet y del correo-e

Extraemos algunas frases del momento publicadas en IWE (debajo se ofrece el texto completo):
“directivos, especialmente de empresas privadas, no proveen de servicio de correo-e porque están preocupados por la posible pérdida de tiempo de sus empleados.”

“¿Cuánto tiempo a la semana hay que invertir en Internet? Teóricamente habría que hacer un análisis coste-eficacia inicial.”

Una forma lógica de empezar sería que una o dos personas, las más gatekeepers o inquietas por hallar la información necesaria para sí y para el resto del equipo, tuvieran las primeras cuentas o buzones de correo electrónico y durante unas semanas o meses aprendieran a sacar partido del mismo.”

“a la corta o a la larga cada uno deberá tener un buzón propio, de la misma forma como ahora se tiene una extensión telefónica.”

“viene a ser normal emplear unas 3 horas semanales leyendo y contestando correo electrónico. La mayoría de personas consultadas imprimen los mensajes recibidos y los guardan en carpetas de gomas, o se los llevan para leer en casa.”

—————————————————————————————————————————————————————————————————————————

El siguiente texto se publicó en el nº 24 (mayo de 1994), pp. 18-19, de la newsletter IWE (antecesora de la revista Profesional de la Información):

¿Compensa conectar a Internet?

HEMOS COMENTADO en ocasiones que en Internet hay millones de ordenadores y miles de fuentes y servicios de información. Obviamente los hay de todo tipo, algunos son de divulgación, otros altamente científicos o tecnológicos “sólo para expertos”, culturales, de ocio, etc. Como cuando se entra en una gran biblioteca o librería, uno puede escoger las lecturas para cada momento.

Algunas veces hemos oído a directivos, especialmente de empresas privadas, que no se proveen de servicio de correo electrónico porque están preocupados por la posible pérdida de tiempo de sus empleados haciendo conexiones a Internet, quizá a lugares exóticos. Es evidente y hay que admitirlo, que, de entrada, el mundo de Internet se parece un poco al de los radioaficionados. Pero pasada una mínima primera fase con algunas pruebas y experimentación, luego se pueden tener ya unos canales de información y de comunicación establecidos para ir directamente a la fuente deseada. También el teléfono podría ser considerado una pérdida de tiempo según sea utilizado, pero nadie niega su absoluta necesidad. Un nuevo medio de información como la red Internet puede resultar muy beneficioso o muy negativo, según quién y cómo se use.

¿Cuánto tiempo a la semana hay que invertir en Internet?

La respuesta también es evidente: depende de cada persona en cada organización. Pero supongamos que quien hace esta pregunta es un servicio, departamento o centro de documentación de una institución o quizá una pequeña empresa privada, con unos pocos empleados, como puede ser el caso de la mayoría de nuestros lectores. Teóricamente habría que hacer un análisis coste-eficacia inicial. Lo único claro es que los gastos implicados provienen más del tiempo de dedicación que las telecomunicaciones o cuotas de conexión. Pero los beneficios obtenidos de la información son, como siempre, mucho más difíciles evaluar.

Una forma lógica de empezar sería que una o dos personas, las más gatekeepers o inquietas por hallar la información necesaria para sí y para el resto del equipo, tuvieran las primeras cuentas o buzones de correo electrónico y durante unas semanas o meses aprendieran a sacar partido del mismo y se suscribieran a las listas, teleconferencias y revistas de interés para el grupo. Más adelante podrían pasar su experiencia a los demás documentalistas (o técnicos de cualquier especialidad) , cada uno de los cuales, a la corta o a la larga deberá tener un buzón propio, de la misma forma como ahora se tiene una extensión telefónica.

Sin embargo, alguien tendrá que seguir de cibertecario o especialista internauta para:
— llevar el tema de las suscripciones a las revistas electrónicas. Aunque sean gratuitas, quizá no es lógico que se suscriba todo el personal a las mismas (si bien es verdad que en la práctica se dan pocas duplicidades debido a las muchas especializaciones).
Algunos servidores de listas sólo permiten un suscriptor por organización en cada lista o foro. Un nuevo mensaje de alta con la misma dirección después de la @, elimina automáticamente cualquier suscripción anterior.
— continuar explorando nuevas fuentes de información.

El tiempo de dedicación semanal incluye tanto la comunicación (el correo electrónico es frecuentemente muchísimo más eficaz y siempre más barato que una llamada telefónica) como la información, y en ambos servicios influyen los hábitos y la forma de ser de cada uno.

Si participamos en una teleconferencia o lista de correo de la que usualmente extraemos información y a la que a veces lanzamos preguntas y recibimos respuestas, sería ético que también contribuyéramos aportando noticias y, si alguien lo requiere, experiencia y conocimientos.

Por los profesionales que conocemos, viene a ser normal emplear unas 3 horas semanales leyendo y contestando correo electrónico. La mayoría de personas consultadas imprimen los mensajes recibidos y los guardan en carpetas de gomas o archivadores A-Z.

 

 

 

 

 

 

Archivadores para conservar los mensajes de correo electrónico en 1994