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Dar “el” paso

Por Tomàs Baiget    Por Tomàs Baiget

En anteriores ocasiones hemos tratado de analizar desde estas páginas por qué en España cuesta tanto que la gente se conecte y use bases de datos y correo electrónico. Claro, suponemos que esta situación debe estar relacionada con el bajo uso de la información científica y técnica en general y forma parte de la idiosincrasia predominante, que quizá es una falta de método de informarse bien antes de ponerse a trabajar o inventar, o quizá aprensión a lo nuevo… Recibir información le puede resultar molesto a algunos porque les puede hacer ver que estaban haciendo algo mal y/o que tienen que cambiar, y los cambios dan pereza.

El Directorio Electrónico IWE de Bibliotecarios y Documentalistas, está citado en este mismo número:
https://www.scimagoepi.com/nuevos-formatos-del-directorio-iwe
y fue presentado en IWE-25, p. 17:
https://www.scimagoepi.com/directorio-electronico-iwe-de-bibliotecarios-y-documentalistas

Incluye actualmente más de 500 direcciones, pero en él faltan nombres de grandes conocidos profesionales que a estas alturas –a tan sólo 5 años del s. XXI– todavía no disponen de dirección electrónica.

No vamos a repetir lo que ya dijimos sobre los males endémicos que padecemos en nuestro país en la nota “España Internetamente atrasada” (v. IWE-24, p. 16),
https://www.scimagoepi.com/espana-internetamente-atrasada

pero nos gustaría añadir alguna consideración a la vista de los programas de comunicaciones cada vez más ergonómicos, amigables o user friendly –como quiera llamárseles– que todos los hosts distribuidores de bases de datos van ofreciendo a sus usuarios y, observando los desarrollos ofimáticos que las empresas de software ponen en el mercado como plataformas universales para simplificar e integrar además otras muy diversas funciones.

Se está produciendo un acercamiento por ambas partes: la informática cada vez es más humana y los humanos cada vez entienden mejor la informática.

Hágase con un sistema cómodo
Primero, es evidente, debe usted convencerse de que actualmente hay que disponer de un buzón, cuenta o dirección de correo electrónico –tres nombres para referirse a lo mismo– si se quiere vivir en este mundo estando al día. Quizá piense que puede seguir sin él aún un par de años más. Pues sí, claro. Si se lo propone también podría vivir sin periódico, sin radio, sin televisión y sin teléfono. Todo depende de cómo y en qué grado quiera verse usted integrado en la sociedad.

Un profesional que hoy todavía no use correo electrónico está mucho más desconectado de la profesión de lo que probablemente él pueda imaginar.

Si ya está convencido para empezar a usar correo electrónico, instálese un sistema que sea cómodo, lo más automatizado posible, puesto que si cada vez que conecta tiene que tener una larga chuleta al lado del PC con todos los pasos a seguir, posiblemente le dará pereza hacerlo y no le encontrará (tantas) ventajas. Piense que tendrá que adoptar el hábito de leer su buzón al menos una vez al día. Si alguien le envía un mensaje esperará que le conteste antes de 24h.

La situación más cómoda es la de las personas que ya tienen un software de correo electrónico en el ordenador principal de sus organizaciones (universidades, centros de investigación, grandes empresas, etc.), las cuales en cualquier momento pueden escribir y leer mensajes sólo con 2 ó 3 pulsaciones del teclado o del ratón.

Las que conectan a otros servicios de correo electrónico externos desde sus oficinas o domicilios con un PC, un modem y un software de comunicaciones, deberían a toda costa programar éste de forma que hiciera automáticamente todo el proceso de conexión (marcar los números de teléfono, entrar los códigos y pedir el servicio de correo). Actualmente esto es muy fácil de hacer.

Pero lo más fácil de todo es suscribirse a un proveedor de correo electrónico (y otros servicios) como Goya, IBM, Servicom o Sarenet, para citar algunos, que le ofrecerán un kit completo de conexión que le hará el proceso comodísimo.

Etiqueta y re-tiqueta
Si usted tiene teléfono, suponemos que normalmente lo coge cuando suena. Con el correo electrónico tiene que hacer algo parecido.

En el momento en que publique o dé su dirección electrónica a alguien, adquiere el compromiso ético de leer y contestar los mensajes. Nada es más exasperante que enviar mensajes y no recibir contestación, sabiendo lo fácil y rápido (10 segundos) que para el receptor es escribir un simple acuse de recibo, por ejemplo:
>reply
>To: <felipe.gonzalez @moncloa.gob.es>
>Texto: Estoy de acuerdo, Felipe. Ahora et preparamos el informe sobre la subida del IVA i la congelasión salarial-l.
Tuyo afectísim, Jordi Pujol.
>send

Quedarse en la incógnita de si un mensaje se ha perdido, o si el interesado lo tiene en su buzón sin leer, o lo ha leído pero no lo ha contestado, es tan molesto como cuando se deja un recado por teléfono a una persona y ésta no tiene la delicadeza de devolver la llamada.

Oportunidades de todo tipo
Aquí aún no tenemos tantos servicios “gran público” como tienen los americanos, pero imaginamos que un lector como usted en una revista como ésta debe ser un profesional de la información, y por tanto le juzgamos idóneo para sacar muy buen partido de los servicios y contactos profesionales que ya podría tener si dispusiera de correo electrónico.

Actualmente se puede ser de muy pocos grupos de trabajo internacionales sin tener fácil acceso a ese sistema. En una reunión como el Online Information Meeting de Londres, p. ej., si entrega su tarjeta de visita sin dirección electrónica, pensarán inevitablemente que vive Vd. un poco desfasado –por no decir algo más duro–. Y ello, además de evidenciar que no está Vd. al día, le puede hacer perder posibilidades.

Esta información se publicó en la revista Information World en Español (IWE), n. 35, junio de 1995, pp. 14-15.