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España internetamente atrasada

Querido lector de IWE: en la Redacción de nuestra revista estamos en un mar de dudas. Continuamente nos llegan más y más noticias sobre nuevas fuentes de información disponibles por la red Internet, pero nosotros no sabemos si debemos incluirlas o no en IWE, dada la aún poca cantidad de profesionales españoles que pueden conectar a dicha red.

Fue motivado por una mayor avalancha que tuvimos en el número anterior cuando nos empezó a asaltar la duda con más intensidad que nunca: ¿tenemos que sesgar el flujo de información que se produce, desviando hacia fuera de IWE la referente a Internet, por considerarla inútil en nuestro país?

Hace tiempo que traemos temas de Internet a estas páginas (incluso pusimos una sección ex-profeso), pero hemos podido comprobar que a algunos les suena lo mismo que si habláramos, p. ej., de la biblioteca de que disponen los astronautas de la lanzadera espacial, es decir, algo curioso y al mismo tiempo remoto.

No es lo mismo. Son muchos millones de personas los que en otros países diariamente participan en teleconferencias y se envían correo electrónico. ¿Cuántos usuarios habrá en España? A buen seguro no pasamos de 10.000, contando los de las universidades y los de servicios como Spritel. Si este país fuera un estado de los EUA, a proporción deberíamos ser 2 millones de usuarios.

¿Qué pasa en España?
Así, a vuela pluma, se nos ocurren varias posibles causas de esta apatía telemática:

  • la misma indiferencia que hay muchas veces (¡y por desgracia la propia profesión no es ajena a ello!) para usar las fuentes de información y no pasar de cualquier manera con la primera revista o libro que se tiene a mano, o incluso sin ellos,
  • el férreo bloqueo que hasta hace muy pocos años impuso Telefónica con sus módems caros y viejos, primero de alquiler y luego de compra obligatorios para poder tener un IUR (identificador de usuario de red Iberpac), política por la que algunos documentalistas hemos jurado no considerarla nunca suficientemente vituperada (¡y para no hacernos reiterativos, por esta vez no hablaremos ni de calidad ni de precios…!)(*),
  • el hecho de que el vehículo de la información, especialmente la técnica, sea abrumadoramente la lengua inglesa, habiendo estado nuestro país demasiado tiempo de espaldas a ella. Ahora ese idioma, que se ha impuesto indiscutiblemente como universal, representa una barrera muy importante para nosotros; no dominarlo con soltura nos hace estar en permanente marginación y desventaja. Nos sentimos muy incómodos teniendo que hablar en las conferencias; sin embargo, en las teleconferencias por ordenador, como la comunicación es escrita y las respuestas pueden prepararse diccionario en mano, nos defendemos mejor.
  • hay aún poca base de microordenadores en los hogares españoles. En las oficinas hay más, pero a menudo se dedican a otras aplicaciones y cada vez que hay que conectarlos como terminales de datos resulta engorroso y complicado.

(*) No obstante, como lo valiente no quita lo cortés, en primera página hemos echado unas merecidas flores a nuestro semi-ex-monopolio de telecomunicaciones (el prefijo semi debe ser eliminado completamente en 1998 por mandato de la Comisión Europea).

¿Qué tiene pues que hacer esta Redacción?
A pesar de todo creemos que tenemos que seguir hablando de Internet todo lo que haga falta. IWE no puede ocultar que el mundo avanza así. No seríamos honestos y fieles a la realidad.

O sea, querido lector que nos ha seguido leyendo hasta aquí, prepárese, porque seguiremos insistiendo. Y encima permita que nos tomemos la libertad de darle dos consejos, según lo vemos desde aquí:

  1. Matricúlese en una academia o instale una antena parabólica o cómprese vídeos de Speak-Up en el quiosco de abajo o vaya a ver cine en V.O. o vea las noticias de la cadena americana ABC por Canal+ (sin codificar) todos los días laborables a las 8 la mañana o… todo a la vez. En nuestra profesión el inglés es todavía más importante , si cabe, que en otras.
  2. Conéctese. Connexio aut morire, como seguramente diría Julio César si viviera.

 

 

 


Esta información se publicó en la revista Information World en Español (IWE), n. 24, mayo de 1994, p. 16.