Por Tomàs Baiget
La idea del teletrabajo (telecommuting en inglés), aunque antigua, va tomando cada vez más visos de realidad a medida que se van perfeccionando las telecomunicaciones, los equipos y los softwares necesarios.
Tenía escrita ya esta nota, cuando de golpe el tema ha invadido las portadas de un gran número de revistas profesionales y de dominicales de periódicos. La Comisión Europea también se decidió a apoyarlo creando el EC Telework/Telematics Forum (ECTF), grupo de trabajo “think tank” gestionado por una serie de empresas en toda Europa (v. dirección de la española al final).
Tiene unas ventajas innegables de ahorro de tiempo y combustible, horario flexible, etc., pero también tiene una problemática laboral, cuanto menos, especial.
El nombre commuter (conmutador) se aplica en inglés al empleado que va y viene todos los días de su casa al trabajo y viceversa.
Los documentalistas, y los trabajadores de la información en general, somos unos buenos candidatos a ser futuros teletrabajadores, especialmente cuando el complemento de un videoteléfono contribuya a humanizar las tele-relaciones laborales.
Por un lado, estamos familiarizados con las herramientas necesarias y, por el otro, tenemos un trabajo que en muchas ocasiones puede hacerse de forma individual y, por tanto, es trasladable a cualquier lugar.
El documentalista puede añadir valor a un producto de información (indizarlo, resumirlo, traducirlo, clasificarlo, etc.) recibiéndolo mediante una llamada por la línea telefónica y reenviándolo después con otra. En cualquier lugar puede recibir una petición de búsqueda de información, prepararla, realizarla conectando a una base de datos remota, y luego, con los datos descargados en su ordenador local, depurarlos y editarlos mediante un procesador de textos, y finalmente enviar los resultados al interesado.
Muchas bases de datos se han estado produciendo durante años mediante profesionales trabajando en sus casas.
Además, en los últimos años se está dando intensamente en las empresas el fenómeno conocido como downsizing, que afecta especialmente al personal de rango intermedio (el nombre coincide con el de la tendencia al dimensionamiento a la baja de los ordenadores, o sea, la sustitución de grandes ordenadores por minis y PCs, aunque obviamente no tiene nada que ver). La clásica pirámide de jerarquía, con el poder en el vértice superior y los trabajadores en la base, se “adelgaza” gracias a la informatización –que elimina directamente puestos de trabajo– y a la subcontratación de actividades (lo que en inglés se conoce como outsourcing o abastecimiento desde fuera). Centros de cálculo (informática y telecomunicaciones) en primer lugar, y servicios de documentación en segundo, son de los que más se desprenden las empresas, total o parcialmente, para subcontratarlos a empresas especializadas externas.
Los profesionales debemos tener la esperanza de que las oportunidades que tendremos como consultores o information brokers, establecidos por cuenta propia, compensarán las que se pierdan con el cierre o reducción de centros y servicios de documentación.
Las telefónicas las primeras
La compañía telefónica Pacific Bell ofreció la oportunidad de trabajar desde sus casas a muchos de sus empleados con ocasión del fuerte terremoto (de intensidad 6,8) de Los Angeles en enero de 1994. Diez meses más tarde, la mitad de los empleados sigue trabajando uno o más días desde casa (y la mitad de éstos, la semana entera).
Fuente: Investor’s Business Daily, 29 de septiembre de 1994, p. 7 / Recibido a través del boletín electrónico Edupage.
AT&T también experimenta
AT&T anima a sus empleados a que opcionalmente se queden en casa los martes y que trabajen desde PCs instalados en sus hogares, conectados a la oficina.
El presidente de la compañía, Robert E. Allen (en la foto), dice que
“se trata de una medida en apoyo del estilo de vida deseado por la mayoría de los trabajadores”.
Fuente: Atlanta Journal-Constitution, 15 de septiembre de 1994, p. 2 / Recibido a través del boletín-e Edupage.
La flexibilidad de horario y el poder compaginar la vida laboral con la familiar son atractivos, pero esto puede derivar en una indefensión de los trabajadores al quedar más aislados, quizá obligados a que se conviertan en autónomos (con la Seguridad Social a su cargo) y a trabajar bajo contratos laborales por períodos de tiempo cortos o para proyectos concretos. Las empresas pueden estar pagando sueldos a la baja, adquiriendo los servicios de los trabajadores más baratos.
Los teletrabajadores rinden más
Según un estudio titulado “Telecommuting resource guide” producido por otra telefónica, Pacific Bell, los trabajadores tienen una productividad más alta en casa por no estar sujetos a las distracciones, mini-crisis y tensiones que se dan comúnmente en las oficinas. Los teletrabajadores deben ser evaluados con unos criterios distintos de los usados para los oficinistas. El estudio puede obtenerse llamando al tel: +1-510-867 61 21
Fuente: Telecommunications, octubre 1994, p 72 / Recibido a través del boletín-e Edupage.
¿Quién paga los impuestos?
A medida que las grandes empresas norteamericanas reducen su plantilla con programas que fomentan que los empleados se independicen y trabajen desde sus hogares como autónomos, crece el número de devoluciones de Hacienda al alegar dichos empleados exenciones por tener la oficina en casa.
El Tribunal Supremo de los EUA salió al paso de esto, dictaminando en 1993 que se debía tomar como oficina el “principal lugar donde se realiza la actividad empresarial” para la cual se trabaja.
Fuente: Boletín electrónico Edupage
Teletrabajo en el Reino Unido
Spikes Cavell & Co., empresa de análisis de mercado de las tecnologías de la información, ha identificado un contínuo aumento del número de teletrabajadores en el Reino Unido. Ya hay 1 de cada 8 empresas (13%) que permiten que sus empleados trabajen desde sus casas, parcial o totalmente. BT, la compañía telefónica británica, dice que son ya más de 2,5 millones, y que prevé una cifra de 4 millones para finales del próximo año 1995.
Spikes Cavell atribuye este incremento a:
- alto coste de los locales para oficinas
- condiciones de transporte penosas
- aumento de empleados establecidos por cuenta propia
- avances en las tecnologías de telecomunicaciones.
En relación con esto último, BT está preparando un proyecto de realidad virtual para que la gente que trabaja en casa se sienta más en contacto con su oficina.
El gobierno sigue de cerca la evolución del teletrabajo, ya que puede reducir de forma sustancial la congestión del tráfico urbano.
Cómo controlar a los subordinados
Los únicos que todavía no ven muy claro este tema, e incluso a veces está frontalmente en desacuerdo, son los mandos intermedios, inquietos por la fiabilidad, responsabilidad y motivación de los empleados. Para vencer estas preocupaciones, la National Association of Teleworkers del Reino Unido ha elaborado un código de conducta, así como un registro nacional de teletrabajadores.
Para realizar sus estudios Spikes Cavell usa un programa llamado Quest 4. La empresa irá sacando nuevos estudios y actualizará los anteriores en 11 cd-roms a lo largo de un año. La suscripción anual al programa y a los cd-roms cuesta 995 £.
Los dos primeros títulos son Computing trends y Communications trends.
Spikes Cavell, Beham Valence, Newbury, Berkshire RG16 8LU, Reino Unido.
Tel.: +44-16 35-55 04 49; fax: 46 369
EC Telework/Telematics Forum
Eduardo Barrera, presidente internacional de ECTF
Inmark. Tel.: +34-1-310 21 12; fax: 308 12 61
Secretaría Internacional de ECTF. Fundación Universidad-Empresa.
Santa Cruz de Marcenado 33. 28015 Madrid.
Tel.: +34-1-541 72 64; fax: 559 92 74
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Esta información se publicó en la revista Information World en Español (IWE), n. 30, diciembre de 1994-enero de 1995, pp. 3-4.
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