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Situación y tendencias de los microordenadores

Por Lluís Codina

La tecnología y el mercado de los microordenadores están experimentando las mutaciones más importantes de sus doce años de historia.

Intentaremos ofrecer un repaso, necesariamente sintético, de tales cambios en dos planos distintos:

1.- Situación actual y su interpretación en términos de mercado.
2.- Perspectivas de futuro, por lo menos del futuro a corto plazo o a medio plazo, puesto que más allá, la experiencia ha demostrado que en este terreno es vano intentar hacer predicciones.

Como es sabido, el mercado de los microordenadores está dominado actualmente por los denominados “compatibles”. ¿Compatibles con qué? Compatibles con el estándar de facto del cual sentó las bases IBM hace doce años con su primer microordenador, el PC personal computer.

Los compatibles suponen más del 90% del parque de microordenadores de todo el mundo, y deben su alto grado de penetración no tanto a sus cualidades tecnológicas intrínsecas cuanto a su competitivo precio y al hecho de que constituyen un sistema abierto. Esto último significa que los usuarios de tales sistemas no están ligados a una marca concreta. Pueden ampliar y configurar sus sistemas con software y hardware de, literalmente, cientos de fabricantes, entre los cuales pueden escoger los precios y los productos más competitivos.

Los elementos de base que configuran un sistema compatible son:
– un procesador de Intel (o un clónico de otro fabricante que lo emule) y
– el sistema operativo DOS de Microsoft (o un clónico que lo emule, como el DR-DOS).

Existen algunas opciones en tal configuración. En primer lugar, el microprocesador puede ser cualquiera de la familia x86, compuesta actualmente por los siguientes microprocesadores:

Denominación del microprocesador

Características

8086

Arquitectura de 16 bits
Modelo prácticamente en desuso para micros por sus escasas posibilidades.

286

Arquitectura de 16 bits de datos.
Un gran avance respecto al anterior, pero también prácticamente en desuso.

386

Arquitectura de 32 bits
Gran potencia de proceso y arquitectura multitarea

486

Arquitectura de 32 bits
Alta integración, gran potencia de proceso, memoria caché integrada y arquitectura multitarea.

Los chips 386 y 486 poseen, a su vez, dos variantes, que se identifican con las siglas SX y DX (se dice que la s corresponde al concepto de single, y la d, al de double). Así, un 386 puede ser 386SX o 386DX y lo mismo sucede con un 486.

En el caso de los 386 significa que un SX trabaja con una arquitectura interna de 32 bits, pero externamente maneja los datos en grupos de 16 bits. En la práctica esto supone un descenso de su velocidad, pero también un fuerte abaratamiento del precio final del equipo. La relación calidad/precio de este tipo de equipos suele ser mejor que en los DX, debido a que la reducción de precio es muy alta, mientras que la reducción en prestaciones es muy pequeña.

En el caso de los 486, tanto DX como SX utilizan una arquitectura interna y externa de 32 bits, y la diferencia entre ambos consiste en que los DX contienen un coprocesador matemático, que está desactivado en los SX.

En los 486 existe, además, la variedad DX2 de microprocesadores que funcionan a un velocidad interna doble que la velocidad de la placa base. Por ejemplo, un 486DX2 a 66 MHz, significa que funciona internamente a 66 MHz, pero que la circuitería básica de la placa y el resto de los componentes conectados a ella sólo funcionan a 33 Mhz. Como el 80%, aproximadamente, del rendimiento de un microordenador depende de la velocidad del procesador, se consigue una alta velocidad de proceso con componentes relativamente económicos.

El principal proveedor de microprocesadores para PCs es la empresa Intel, pero últimamente ha perdido una pequeña parte de su mercado a manos de algunos fabricantes de clónicos de chips 386 y 486, como AMD y Cyrix. Por eso, Intel ha iniciado una agresiva campaña de publicidad para potenciar su imagen con el ya conocido eslogan Intel inside. Algunos laboratorios independientes (por ejemplo el laboratorio de la revista norteamericana Byte), señalan que la presencia de un microprocesador Intel o de otra marca como las indicadas no afecta a la compatibilidad del equipo. La mayoría de fabricantes sigue confiando, sin embargo, en los chips Intel para incorporarlos en sus PCs.

Por otro lado, dados los bajos precios que están experimentando los ordenadores compatibles, y el sustancial incremento de potencia que proporcionan los 486SX, se considera que éstos constituyen actualmente el nivel de entrada de los PC. Crudamente: los analistas consideran que no sale muy a cuenta comprar nada inferior a un 486SX, particularmente si se está pensando en utilizar entornos gráficos, tales como Windows u OS/2. Si el presupuesto es realmente ajustado, entonces el equipo mínimo aconsejable para utilizar interfases gráficas debe ser un 386 SX o DX a 25 MHz.

Por qué se han vuelto obsoletos los 8086 y los 286
Existen dos respuestas a esto: Una de ellas es económica, y la otra es tecnológica, aunque en cierto modo ambas cosas están muy relacionadas. Los 386 y los 486 suponen mucha más potencia por solo un poco más de precio. Más potencia significa sencillamente mayor rendimiento y mayor confort de trabajo. La otra razón, la de tipo tecnológico se refiere a las nuevas tendencias en el software de base y en los programas de aplicación. Los nuevos sistemas operativos no pueden ejecutarse en los microprocesadores 8086 o 286, ya sea por imposibilidad absoluta o por relativa, al ajecutarse las aplicaciones tan lentamente que su uso se vuelve imposible en la práctica.

La tendencia actual es hacia entornos gráficos y a multitarea, y ninguna de estas cosas las soportan bien los dos microprocesadores indicados.

Por otro lado, no es extraño que las empresas comiencen a inclinarse por los nuevos y más potentes micros, porque con ellos pueden desplazar muchas de las aplicaciones confiadas hasta ahora a minis y mainframes al ámbito de los PCs. Al parecer, mediante redes de PCs, el precio de cada mip (millones de intrucciones por segundo) sale unas diez veces más económico que con grandes ordenadores. Esto ha dado origen a la famosa expresión downsizing (dimensionamiento a la baja), para bautizar la tendencia a desplazar aplicaciones de los minis o mainframes a los PCs. Otros prefieren hablar de rightsizing para enfatizar el hecho de que, aunque muchas aplicaciones pueden pasar a residir en redes de PCs, aún tienen sentido los minis y los mainframes para ciertas aplicaciones críticas.

Para los usuarios finales, por otro lado, las interfases gráficas significan una especie de bendición del cielo que les libra de la tiranía de un DOS difícil de aprender y de comprender y de unas aplicaciones crípticas y carentes de normalización.

La metáfora del escritorio

Fuente de la ilustración: https://ars.els-cdn.com

Todos los sistemas operativos basados en gráficos (como el sistema Macintosh, Windows y OS/2) se apoyan en la llamada metáfora del escritorio. La idea es que la pantalla del ordenador debe constituir algo lo más parecido posible a un escritorio o una mesa de trabajo. De ahí las ventanas que simulan ser documentos y carpetas que se pueden doblar, guardar, abrir, tirar a la papelera, etc., al igual que solemos hacer con los papeles y carpetas que tenemos en nuestras mesas de trabajo. De ahí también las posibilidades de transferir información entre aplicaciones mediante la metáfora de “cortar” y “pegar” trozos de información mediante utilidades que pueden recibir nombres como portapapeles, etc.

El gran revulsivo en el mundo de los PCs de los últimos dos años ha sido la entrada en escena de la serie 3 de Windows, que ha aportado esta metáfora al mundo de los PCs, acabando así con la llamada “mac-envidia”.

Este programa, sin embargo, tiene un estatuto un poco ambiguo. Técnicamente es una aplicación, puesto que funciona sobre DOS, y así, las primeras versiones se comportaban como una simple interfase gráfica para hacer más fácil y agradable el trabajo con el DOS; pero actualmente es mucho más que eso, pues complementa y amplía al DOS en todos los sentidos, sobre todo cuando se instala en una máquina 386 o 486. Este cambio en sus posibilidades se ha reflejado también en la denominación oficial que ha recibido el producto: hasta la versión 3.0 Microsoft lo describía como entorno gráfico, pero su última versión, la 3.1, está descrito ya como sistema operativo.

De hecho, la mutación que experimenta un PC según trabaje con DOS solamente o con DOS más Windows es ciertamente espectacular, y la tabla siguiente recoge las diferencias más significativas:

DOS (MS-DOS, DR-DOS, IBM-DOS)

DOS + Windows

Monotarea

Multitarea

Orientado a línea de comandos

Guiado por iconos y menús desplegables

Interfase de caracteres

Interfase gráfica

Limitado a un 1 MBb de memoria RAM

Sin limitación práctica en la memoria RAM

A todos los efectos prácticos se puede decir que Windows sustituye al DOS, se hace cargo del hardware y del software del sistema y convierte un equipo monotarea y que sólo funciona en modo texto, en un potente sistema operativo multitarea, orientado a gráficos, con capacidades multimedia y capaz de aprovechar al 100% la potencia de los nuevos microprocesadores de 32 bits y arquitectura avanzada, como los 486.

El avance que supone la incorporación de Windows se complementa con dos aspectos esenciales en entornos ofimáticos: una reducida curva de aprendizaje para los usuarios finales y una especial orientación a redes y correo electrónico y, por tanto, hacia la conectividad, trabajo en grupo, etc., tendencia que en el mundo anglosajón ya se han apresurado a bautizar y que denominan groupware.

La situación actual es pues de total liderazgo de la empresa Microsoft en el terreno del software para PC, puesto que el 90% de todos los PCs del mundo (unos 130 millones) funcionan con el DOS de Microsoft como sistema operativo; y de ellos, alrededor del 10 o del 20%, complementados con Windows, también de Microsoft.

El siguiente paso
El siguiente paso lógico en las evolución de los microordenadores es el aprovechamiento de la capacidad total de las actuales CPUs con arquitecturas de 32 bits, que va muy por delante del software estándar actual (DOS, o DOS+Windows) diseñado para arquitecturas de 16 bits.

En este sentido, en un futuro, Windows se complementará con Windows NT, el “hermano mayor” de Windows que funcionará en estaciones de trabajo y en microordenadores de gama alta. Las siglas NT significan, oficialmente, New Technology, pero voces maliciosas afirman que deben significar Not Today, dados los retrasos que su aparición ha sufrido. En cualquier caso, este futuro Windows será un auténtico sistema operativo en el sentido más ortodoxo de la palabra, pues no requerirá del DOS para funcionar, sino que incorporará su propio núcleo.

Si la situación actual y el futuro de Windows son tan brillantes, parece que también debería serlo el Windows NT, pero así como Windows carece de competidores reales, al futuro NT le están saliendo a docenas.

El principal de ellos es el OS/2, un auténtico sistema operativo de 32 bits dotado de interfase gráfica, que comenzaron a desarrollar IBM y Microsoft y que ahora desarrolla en exclusiva IBM. El OS/2 debía sustituir al DOS y, por tanto, también a Windows, como sistema operativo estándar de los PCs, por lo menos de los de gama media y alta, siempre según los planes de IBM que ha sido, no lo olvidemos, la que ha marcado el ritmo y las condiciones de evolución de los microordenadores en los últimos diez años. Sin embargo, por motivos que nunca han sido claramente explicados, Microsoft e IBM rompieron su acuerdo inicial de desarrollo conjunto y, en este momento, Windows y OS/2 compiten por un mercado parecido: los microordenadores de 32 bits.

Como OS/2 es un auténtico sistema operativo y explota la arquitectura de 32 bits de las nuevas CPU, resulta un paso adelante tecnológico respecto a Windows 3.1, que necesita al DOS para funcionar y actúa en modo de 16 bits.

Los usuarios, y al parecer la industria, prefieren Windows por motivos pragmáticos: existen ya miles de productos de software y hardware para Windows, entre ellos casi todas las aplicaciones estrella de los pesos pesados de la ofimática: Word Perfect, Lotus, Borland, Microsoft, Computer Associates, etc. Además es un sistema que dispone de diversas herramientas de desarrollo y lenguajes de programación, incluyendo una versión del popular Basic, con lo cual todavía hace más fácil que aparezcan productos para Windows de desarrolladores independientes y pequeñas empresas.

Por su parte, OS/2 ha despertado menor confianza en el mercado y, en consecuencia, no dispone de un catálogo tan amplio de programas de aplicación, aunque no carece de los esenciales para cualquier entorno ofimático, tales como programas de comunicaciones, procesadores de texto, hojas de cálculo y bases de datos.

Algunos observadores creen que al OS/2 le espera un buen futuro, porque proporciona mayor seguridad para ejecutar la multitarea y mejor soporte para la conectividad con grandes ordenadores IBM y redes corporativas locales.

En cualquier caso, ambos sistemas parecen haber aprendido la lección del mercado y se comportan como sistemas abiertos, es decir, son compatibles con la gran base de aplicaciones DOS, así como corren en el mismo tipo de máquinas, el mismo hardware, etc. Afortunadamente las decisiones de los usuarios finales cada vez son menos arriesgadas, pues en cualquiera de los dos casos queda aparentemente protegida su inversión anterior tanto en hardware como en software.

Otros actores
Los micros está experimentado una doble transformación: por un lado son ya lo bastante potentes como para soportar multitarea y sistemas operativos gráficos y, por otro, han entrado en el mercado de consumo debido a sus bajos precios. Esta combinación mágica ha atraído a otros actores de la industria que no quieren quedar fuera del negocio de los micros de 32 bits. Son empresas que hasta ahora se limitaban al terreno de estaciones de trabajo o miniordenadores y se mueven en el entorno Unix. Varias de ellas, como Sun, Next, USL, Quarterdeck y Santa Cruz Operation, planean ocupar parte del mercado de los micros de gama alta ofreciendo diversos sistemas operativos multitarea, con interfases gráficas, todos ellos basados en Unix y, casi todos, con promesas de compatibilidad con Windows y DOS.

De momento, su penetración en el mercado de los micros es muy pequeña, pero en el futuro pueden jugar un papel mucho más importante, porque los sistemas basados en el Unix estándar SVR4 despiertan la confianza de muchos responsables de sistemas de grandes y medianas empresas que ya tienen sistemas Unix funcionando.

Sin embargo, también podría darse la sitación contraria, es decir, que los nuevos sistemas operativos multitarea, como Windows NT, desplacen a los sistemas Unix de algunos de sus nichos tradicionales: las estaciones de trabajo para aplicaciones gráficas y científicas y los servidores de red.

El futuro y un poco más allá
En cualquier caso el futuro es compatibilidad. Nadie planea en serio hacer sistemas cerrados, y todos los proyectos que se están cocinando en las grandes empresas de informática, como IBM, Microsoft, Apple, etc., anuncian la compatibilidad con la actual biblioteca de programas para DOS y Windows, así como la interconectividad de sistemas heterogéneos mediante sistemas operativos de red de área local.

Los sistemas más ambiciosos, por lo menos sobre el papel, son los que están desarrollando conjuntamente IBM y Apple, y que consistirán en una nueva gama de micros y de sistemas operativos que, al parecer tendrán el nombre de PowerPC. La gama de estos micros abarcará desde portátiles hasta ordenadores de sobremesa incluyendo potentes estaciones de trabajo; y el sistema operativo dispondrá de la capacidad para ejecutar programas DOS, Windows, Apple y Unix (por lo menos de los Unix de IBM y de Apple).

¿Cómo afectará al sector de la información y de la documentación el poner toda esta potencia sobre la mesa?. La influencia será considerable, muy positiva y es de esperar que se deje notar muy pronto.

Se manifestará por el dominio de tres ideas o conceptos fundamentales:

  • Multimedia
  • Conectividad
  • Orientación al documento

Los sistemas multimedia unirán todas las formas naturales de comunicación que ha venido utilizando la humanidad desde hace siglos: texto, sonido e imagen. El concepto de multimedia incluirá al de hipertexto y, con la mayor naturalidad del mundo, los nuevos sistemas operativos y las nuevas aplicaciones que se desarrollen para ellos incluirán hipertextos y/o prestaciones de tipo hipertexto, como ya sucede con los tutoriales y la ayuda online de muchas aplicaciones para Windows.

La conectividad vendrá de la mano de las redes locales, hacia las cuales están especialmente orientados los nuevos sistemas operativos (OS/2 y Windows, particularmente); así como de protocolos informáticos, como OLE (object linking and embedding – objetos vinculados e incrustados), que permiten intercambiar información entre distintas aplicaciones, incluso de distintos fabricantes.

Finalmente, la orientación al documento dará lugar a una nueva generación de sistemas operativos que permitirá que el usuario se pueda olvidar del programa con que creó cada documento; en primer lugar porque serán sistemas que pondrán el énfasis en los documentos y no en las aplicaciones, y en segundo lugar porque muchos documentos serán compuestos, en los cuales una parte será un gráfico, otra un texto o una grabación de voz, etc., y cada parte del documento podrá estar creada, gestionada y mantenida por una aplicación o un programa informático distinto.

Señalan además los observadores que al menos Microsoft, Apple e IBM están trabajando ya en estos sistemas operativos del futuro, que ya poseen su propio e inevitable acrónimo: DOI (document oriented interface – interfase orientada a documentos).

Naturalmente, este tipo de sistemas y de documentos electrónicos exigirá nuevos protocolos y normas de intercambio de información que soporten documentos con texto enriquecido con atributos tipográficos e imágenes. Existen ya algunas normas ISO muy avanzadas para ello, como las ODA (open document architecture) y sgml (standard generalized markup language), y están en proyecto o a punto de aparecer normas que contemplan el intercambio de documentos también con sonido, como HyTime.

Por su parte, las aplicaciones que gestionan información, como los sistemas de gestión de bases de datos están abandonando el corsé del limitado tipo de datos que contemplaban hasta ahora, y se están abriendo a la gestión de tipos de datos complejos, no estructurados y de gran tamaño, es decir, hacia los documentos, el texto completo y las imágenes.

Todo ello significa que el viejo sueño de visionarios como Vannevar Bush o Theodore Nelson, que imaginaron un mundo de informaciones selectivas al alcance de la mano, se va a cumplir, aunque no como ellos imaginaron. En todo caso el resultado será que, en el futuro, podremos intercambiar documentos electrónicos complejos entre ordenadores heterogéneos, cercanos o distantes, sin que pierdan información. Las bases de datos podrán ofrecer documentos completos, no simples archivos de texto ascii, y los usuarios podrán olvidar con qué sistema operativo se creó tal o cual documento.

Los procesos de creación ligados a la industria de la información electrónica contemplarán todo el ciclo de la creación intelectual, edición y distribución de documentos científicos y técnicos sin abandonar el soporte electrónico, y el papel se reservará para géneros y usos especiales, tal vez para la literatura, el ensayo o el libro y la edición de lujo. Pero los manuales técnicos, las obras de consulta, las revistas científicas, etc., cada vez se limitarán más al soporte electrónico, ya sea en los nuevos disquetes para PC de 3 1/2″ de muy alta densidad (de casi 3 MB de capacidad), o en los discos ópticos de 100 a 650 MB.

Finalmente, parece útil advertir que nada de todo esto tendrá lugar de una forma revolucionaria, sino evolucionaria. Por un lado, todo cuando se ha dicho sucederá mucho más lentamente de lo que suele darse a entender, porque este proceso puede tardar en completarse entre cinco y diez años. Por otro lado, nada de lo indicado supondrá una ruptura cognitiva. El acceso, la selección y la lectura de información electrónica no producirán un hombre nuevo ni una sociedad nueva. Si acaso ésta cambia será por otras causas, respecto a los cuales la nueva era de la información sólo supondrá, en todo caso, una más de ellas.

Una pequeña cuestión de siglas
Conviene aclarar aquí un problema de denominaciones. IBM fue la empresa que convirtió las siglas PC (Personal Computer) en sinónimo de microordenador compatible; sin embargo la propia IBM las abandonó en 1987 al crear la marca comercial PS/2 (Personal System). Pese a este cambio de siglas, los PSs son compatibles, es decir, son PCs, aunque son PCs con un canal de datos (MC‐ Micro Channel) más rápido; y, por tanto, en caso de necesitar alguna tarjeta de adaptación, ésta debe ser de tipo MC. Todas las demás variaciones de los PS, los PS/1 y los PS/Value Point, son también PCs, pero sin MC y con un bus estándar (que es un poco más lento que el MC o el EISA) en su lugar. Aparte de esto, las denominaciones PC/XT y PC/AT corresponden, en rigor, a ordenadores con chips 8086 y 286, respectivamente, pero algunos fabricantes llaman AT a cualquier cosa que no sea un 8086.

Otra denominación que se presta a confusión es la de X Window (atención, sin S final). X Window es una norma para el uso de interfases gráficas en terminales Unix. Pese al parecido en el nombre con el producto comercial Windows de Microsoft, nada tienen que ver entre ellos, salvo el recurso a la metáfora del escritorio en la cual se basan todos los sistemas actuales de ventanas.

Nota
Este informe especial ha sido elaborado por Lluís Codina, utilizado como fuentes de información principal las revistas españolas de informática: Binary, Datamation, PC Magazine y PC World, así como las norteamericanas: Byte, PC Magazine, PC Computing, Unix World y PC World . También se ha consultado la base de datos PTS Predicasts Promt en cd-rom.

Este informe se publicó en la newsletter Information World en Español (IWE) en dos partes: la primera en el n. 11, febrero de 1993, pp. 17-18, y la segunda en el n. 12, marzo de 1993, p. 12.