Por Juan Carlos Fernández-Molina
Uno de los aspectos más complejos y confusos de la normativa de derecho de autor es el de la redistribución y copia múltiple de información obtenida a partir de búsquedas online. Realmente no está claro en este contexto cuáles son las restricciones que impone el derecho de autor y cuándo se aplican.
Esta situación de confusión resulta muy negativa para las organizaciones que utilizan habitualmente información de fuentes externas, en especial si tienen un cierto tamaño y funcionan en red.
¿Se pueden salvar los resultados de las búsquedas para almacenarlos en una base de datos interna? ¿Es lícito redistribuirlos con posterioridad?
Hasta ahora, la respuesta de Dialog a estas cuestiones era trasladar el problema al propietario del derecho de autor –el productor de la base de datos, habitualmente–, lo que suponía en la práctica que había que pedir permiso uno por uno a numerosos productores para poder almacenar o distribuir a pequeña escala los resultados de las búsquedas.
Ante esta situación las organizaciones se encontraban con el dilema de elegir entre dos opciones: o bien cumplir estrictamente la ley, o bien incumplirla, dejando que la información fuera libremente almacenada y distribuida. Como consecuencia, la litigación ha aumentado de manera considerable en los últimos tiempos, y algunas empresas están pagando grandes cantidades en multas por infracciones del derecho de autor.
Evidentemente, la inobservancia de las normas está provocada más por la dificultad de su cumplimiento que por una deliberada intención de fraude por parte de las organizaciones. La solución al problema sería, por tanto, conseguir un sistema que permita cumplir con facilidad la ley sin que se produzca una situación de bloqueo en el acceso a la información electrónica protegida por el derecho de autor.
La respuesta de Dialog
El pasado 11 de abril de 1994, el distribuidor de bases de datos online Dialog anunció la puesta en marcha de su nuevo servicio ERA, con tres opciones, que se especifican con las órdenes copies n, redist n y archive n:
– copies n (n es el número de copias requeridas) permite imprimir en papel copias adicionales de los registros. Se utiliza con la instrucción print (orden de impresión de resultados sobre papel en diferido).
– redist n faculta para distribuir electrónicamente los resultados de la búsqueda por la organización y se puede utilizar con las instrucciones de visualización online type, display, report, así como print.
– archive n (n es el número de personas que pueden acceder al sistema) permite almacenar los resultados de la búsqueda en la base de datos interna o en la red de área local de la organización. Se usa con las instrucciones type, display, report y print, y luego sólo podrán acceder legalmente a los registros el número de personas n que se haya especificado.
Es posible combinar las opciones redist y archive para hacer copias de registros almacenados electrónicamente. Debido a que copies sólo puede utilizarse para copias en papel, parece poco probable que se use en combinación con archive. Por último, copies y redist son excluyentes entre sí. Si se escriben en una misma línea de órdenes, se recibe un mensaje de error.
Las tres opciones pueden ser usadas con el servicio Dialog Alert (puesta al día o SDI) y con OneSearch (búsqueda simultánea en varias bdds).
Además de durante el proceso de búsqueda, este servicio puede ser utilizado de manera retroactiva, es decir, resulta posible conseguir copias adicionales o derechos de archivo después de la utilización inicial de type, display o print. De esta forma, en cualquier momento posterior a la búsqueda, sólo es necesario volver a emplear archive o redist en una base de datos barata e introducir el número de la base de datos inicial, el número correspondiente al formato, los números de los registros originales y el número de copias electrónicas o en papel hechas (para redist), o el número de empleados que acceden a los registros (para archive).
Política de tarificación
El precio se calcula mediante la aplicación de unos multiplicadores, dependiendo del número de copias requeridas o del número de personas autorizadas para acceder a los registros archivados. Copies y redist utilizan la misma tabla multiplicadora, en tanto que archive hace uso de otra distinta.
Los valores se distribuyen en varios rangos, cada uno de los cuales está ligado a un multiplicador. El coste resulta de sumar el precio básico por registro más el multiplicador. Por ejemplo, para redistribuir 3-15 copias de un registro de la base de datos Prompt, el multiplicador es 3 (tres veces el precio normal de un registro). El multiplicador más alto es el 14, para hacer 1001 o más copias de un registro.
La tabla de archive tiene multiplicadores más altos y un menor número de rangos, ya que está ligada no al número de copias, sino al de personas que pueden acceder a los registros. Por tanto, el coste por unidad decrece conforme aumenta el tamaño del grupo que tiene acceso a los datos.
Tomando de nuevo el ejemplo de Prompt, el multiplicador para 1 a 25 usuarios es 3 veces el precio de un registro; para 26 a 200 usuarios es 6 veces; para 201 a 500 usuarios es 10; y para 501 a 1000 usuarios es 12.
Implicaciones
Tras un año de difíciles negociaciones, Dialog ha conseguido que un 80 por ciento de sus productores de bases de datos (entre los que se encuentran Inspec, Predicasts y Derwent) haya firmado el acuerdo para el servicio ERA. Según Lou Ann Frey, responsable del proyecto Dialog ERA, las principales razones por las que algunos productores (como Textline, ABI/Inform o Chemical Abstracts) han rechazado el acuerdo son dos:
- la preocupación respecto del posible impacto sobre las suscripciones impresas, y
- el miedo de que pueda afectar a los beneficios de la venta de bases de datos directamente a las organizaciones a través de licencias.
No obstante, en Dialog esperan que el éxito de la implantación de ERA consiga convencer a los indecisos para que se unan finalmente a la iniciativa.
Hay algunas cuestiones que no están totalmente resueltas. Por ejemplo, ¿qué pasa cuando los datos archivados circulan fuera del grupo autorizado (mediante correo postal, electrónico, etc.)?
A pesar de ello, la iniciativa de Dialog ya ha producido algunos interesantes resultados. Entre ellos la revisión completa de sus “Condiciones y Términos de Utilización de Bases de Datos”, cuyas limitaciones, restricciones y advertencias individuales sobre reúso y redistribución de los resultados de las búsquedas han sido ampliamente superadas por la estructura de tarifas más uniforme de ERA.
Por lo que se refiere al cumplimiento, Dialog mantiene que su papel como intermediario no es el de controlar si se cumplen o no las normas de derecho de autor. El objetivo de ERA es únicamente proporcionar un conjunto de herramientas a los usuarios que les ayuden a cumplir con tales normas.
No obstante, Dialog admite la posibilidad de desarrollar, en un futuro próximo, políticas adicionales o mecanismos de cumplimiento basados en el software, siguiendo en cierta forma el camino que se ha marcado la Software Publishing Association (SPA) para las aplicaciones de la industria del software.
En definitiva, aunque ERA puede tener algunas dificultades en su primera fase de implementación, supone un importante paso para conseguir un adecuado control y cumplimiento del derecho de autor de la información electrónica, tan dificultado por el aumento del grado de “apertura” y las posibilidades de interconexión de todo tipo de sistemas y redes.
Juan-Carlos Fernández-Molina es profesor de Documentación de la Escuela Universitaria de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Granada.
Tel.: +34-58-24 39 43; fax: 24 39 45
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Esta información se publicó en la revista Information World en Español (IWE), n. 27, septiembre de 1994, pp. 13-14.
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