Se discute a ambos lados del Atlántico la posibilidad de cambios importantes en la política de facturación; los distribuidores de información advierten sobre el peligro de crisis si continúa la tendencia actual.
Los editores europeos señalan que las revistas científicas están tan amenazadas por la electrocopia (tanto fotocopia como copia electrónica en texto completo –escaneo–), que los royalties por este tipo de actividad tendrían que aumentarse hasta diez veces. Por otro lado, en los EUA los distribuidores BRS y Orbit consideran la eliminación de la facturación por tiempo de conexión por lo estresantes que resultan las búsquedas.
En Amsterdam ha sido donde por primera vez se ha discutido la electrocopia y la edición en red (publicación y distribución de textos a través de correo electrónico, boletines BBS y revistas electrónicas accesibles como bases de datos), en una reunión de la asociación internacional de editores STM (Scientific, Technical and Medical), con asistencia de unos 125 altos ejecutivos.
Sin duda, el éxito superior al habitual de convocatoria de esta reunión se debe al interés en debatir este tema tan conflictivo. El número de suscripciones a revistas está bajando debido a las reducciones presupuestarias de las bibliotecas y en lugar de suscribirse a las revistas se tiende a comprar artículos específicos en centros que proporcionan copias de documento original (sistema just in time). El problema, según las editoriales, es que esto les reporta ingresos muy pequeños (típicamente entre 1 y 3 US$ por artículo) que no son suficientes para compensar la pérdida de suscripciones.
Algunos de los asistentes a la reunión de Amsterdam afirmaron que es necesario cobrar al menos 20 US$ por artículo para asegurar el futuro de las revistas, y como consecuencia, el de las bases de datos que las vacían.
Este tema se retomó en la conferencia que tuvo lugar en el Reino Unido (Bath, Abril 92) sobre Redes y el Futuro de las Bibliotecas en la cual Keith Jones, de la University of Bath, expuso el punto de vista de los bibliotecarios: el precio de las suscripciones a revistas está poniéndose fuera de sus posibilidades.
Las editoriales estuvieron representadas por Louis Ter Meer (en la foto), de la División de Edición electrónica de Elsevier, quien advirtió que la tendencia a poner en red artículos en lugar de revistas es desastrosa si continua haciéndose de forma incontrolada y si se sigue extendiendo con la rapidez actual. O bien los editores se verán obligados a aumentar las tarifas de copyright de tal forma que los bibliotecarios acabarán pagando más, o la edición de revistas no será viable y la infraestructura se derrumbará, en detrimento de la ciencia.
Ter Meer advirtió:
“el que los bibliotecarios se conviertan en editores no resolverá el problema de procesar y manejar el referenciado de 600.000 manuscritos cada año”.
Según comentó, la adquisición de revistas representa solamente del 5 al 8 % del presupuesto de la biblioteca, y los nuevos métodos no son mucho más baratos si se consideran todos los costos ocultos. Terminó diciendo que consideraba imprescindible continuar el debate sobre este tema y actuar en consecuencia de la evolución del mercado. En la actualidad Elsevier está evaluando un proyecto de regulación sobre copia, almacenaje y reproducción electrónicos y es probable que pronto comience pruebas en bibliotecas norteamericanas que vendrán a complementar las que ya se están realizando en la Universidad de Tilburg en Holanda.
También Andrew Gregory, presidente de Maxwell Online presentó la estructura de precios como tema de su ponencia en las conferencias recientemente organizadas por la NFAIS (National Federation of Abstracting and Information Services) y de ASIS (American Society for Information Science). En una de sus intervenciones comentó:
“en los años buenos nos cuesta conseguir un pequeño beneficio y al menos un 80% de nuestros costos están sujetos a la inflación; sin embargo, nuestros usuarios esperan e incluso exigen rebajas en los precios”.
Resaltó el hecho de que este problema no es sólo de su compañía sino que lo sufren todos los distribuidores de bases de datos, y que el desarrollo de las tecnologías lo está agudizando más que resolviendo, ya que los cd-roms y las cintas magnéticas en red local son cada vez más usuales y se llevan una buena parte del consumo.
Andrew Gregory afirmó la necesidad de terminar con la facturación por tiempo de conexión, recordando que esto ya viene sugiriéndose desde hace muchos años* pero que ahora se había convertido en un punto crucial dado que los ingresos se reducen por aumento de las velocidades de acceso, por la posibilidad de realizar las estrategias de búsqueda fuera de línea (pregrabando la búsqueda) y con la grabación de las referencias resultado de las búsquedas en buzones electrónicos.
Los distribuidores tampoco tienen muchos incentivos para desarrollar más valor añadido para sus productos, ya que ese tipo de acciones tiende a reducir los ingresos en lugar de a aumentarlos.
Concluyó diciendo que parece que la respuesta a estos problemas claramente pasa por una facturación por suscripción. Hasta que esto no sea así, los distribuidores seguirán viendo como sus ingresos disminuyen en beneficio de otras tecnologías que en realidad tendrían que ser complementarias a los servicios online en lugar de suplantarlos.
* Nota de IWE: ESA-IRS inició su política de “precio por información” eliminando casi totalmente el tiempo de búsqueda, en 1989. Aunque muy complicada, el host alemán Dimdi aplica también una estructura de precios basada en la información extraída de las bases de datos.
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Esta información se publicó en la revista Information World en Español (IWE), n. 6, julio de 1992, pp. 2-3.