Según Brian Rohan, de la empresa irlandesa Wright Investors Service, los esfuerzos de la CE para estandarizar la contabilidad de las empresas en Europa apenas ha conseguido disminuir el secreto que rodea la información sobre los datos financieros de las mismas, ya que sólo se han fijado en el formato y no en los principios de valoración.
Como dice Rohan, está bien llegar al acuerdo de reordenar los datos, ya que por ejemplo en algunos países los balances comienzan con el efectivo mientras que en otros éste se coloca como última partida, así como la estandarización en el tratamiento dado a distintos valores de propiedad de la empresa.
Sin embargo permanecen las diferencias reales entre los principios de valoración de la contabilidad. Existen tradiciones muy enraizadas que cuesta mucho cambiar de un día para otro, como la visión tan conservadora de Alemania al valorar los activos de una compañía: ¡es difícil que todos los auditores alemanes repentinamente se vuelvan menos pesimistas!
Transparencia de la información
Las empresas de países como el Reino Unido, Irlanda y los Países Bajos proporcionan mayor cantidad de datos, debido a las exigencias de los accionistas en cuanto a la claridad y rapidez con la quieren que les llegue la información.
En el resto de Europa hay una tendencia a que los accionistas principales sean bancos o familias concretas, lo cual hace que se tienda a mantener confidenciales los datos, y que los auditores no dediquen demasiado esfuerzo a juzgar el significado comercial de los datos contables.
La CE ejerce presión, intentando combinar elementos de todos los países europeos con el fin de alcanzar una contabilidad común estandarizada. La 4ª Directiva de la CE obliga a todas las sociedades limitadas a que su contabilidad siga una serie de líneas comunes tanto en el esquema de presentación de la información como en el contenido y principios de valoración. Brian Rohan expresa sus dudas sobre la probabilidad de alcanzar este objetivo porque, según dice, existe un importante debate sobre si la armonización de contabilidades es deseable. Una alternativa podría ser conseguir un reconocimiento mutuo de los distintos sistemas de contabilidad nacionales. Esta alternativa supondría que las empresas que quisieran operar fuera de su mercado nacional tendrían que aportar más datos financieros basados en normativas internacionales. Quizá esto sería de mayor utilidad que una simple similitud superficial impuesta por la CE.
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Esta información se publicó en la revista Information World en Español (IWE), n. 3, abril de 1992, pp. 4-5.